martes, 26 de noviembre de 2013

La amante resentida



Haré que cierres los ojos, 
y que pienses un montón de cosas en cuestión de instantes…
Mi corazón, mi pensamiento te arrastra conmigo y tendrás a tu lado mi fantasma, como una larga cadena prendida a tu tobillo. Y casi imperceptible, cada palabra de amor que nace y muere en tus labios lo harás en mi nombre aunque quieras negarlo mil veces.
Lo que ella hace en semanas, meses, años; yo lo destruyo en un día, sin aparentarlo, pues tú lo callas. Serena y turbia, oculta y triunfante. Algún día desenfrenada podría gritarlo y derrumbar los mundos, el tuyo y el mío, como si fuera la dueña de todo. 
No me importará. 
Te lo aseguro, no me importará.



(Imagen tomada de weheartit.com/)

martes, 12 de noviembre de 2013

Confesiones de Soledad

"Es triste que en esos momentos en que más te necesito no puedas estar. Ese abismo que se llama amor de repente desaparece y solo hay vacío, nada más. Las tristeza se adueña de mi y me pregunto si aún te amo...
¿Te amo?
Te vi mirar el horizonte y la nada sumido sobre un gran silencio, y yo muero por adivinar tus pensamientos. En ese momento mis pensamientos corren agitados por mi mente, uno tras otro. Digo cosas sin sentido, que en verdad si tienen sentido, y entonces, soy locura.
Locura.
Tal vez, te amo solamente para que seas mi "suicidio", para que me consumas y que en efecto hagas el acto que yo no me atrevo a hacer por cobardía. Idea que tantas veces se me cruza cuando estoy triste, cuando ya todo carece de sentido y esencia, cuando los sueños y el anhelo borran por entero su rastro.
Yo, locura.
Yo, te amo."

domingo, 10 de noviembre de 2013

Los recuerdos



El viento suena contra los arboles, todo lo hace suyo.
Las hojas caen como lluvia, y solo una pequeña niña con descaro se ánima a disfrutar de esa gloria de la naturaleza. 
Ese aire que limpia los pulmones, ese sol que entibia la piel, esa tierra fresca que despertará los recuerdos en algún futuro no muy lejano. En el jardín un sembradío de flores que pétalo a pétalo destila aroma, descubre la verdadera seda. El renacer de la mariposa.
Una infancia feliz, un patio común.
Un corazón que se desvive en el recuerdo de un pasado feliz. 
Pero mañana es mejor.



(Imagen tomada de weheartit.com/)

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Salvaje



Salvaje.
Ella mira en el espejo su imagen, y no se encuentra.
Su pelo revuelto mantenía su forma, su piel morena brillaba por el calor del sol tomado, de ese enero abrazador.
Su pecho jadeante, sus mejillas rojas, sus labios secos. Se mira, se desconoce.
Sus ojos negros bajan y sus pestañas son tupidos y rectos abanicos oscuros. Se recorre, se mira... no se gusta.
Se posa una paloma blanca en su ventana. Su Esperanza, siempre esperanza, la observa.
Su mirada se levanta, se mira, se observa, se toca.
Se detiene, admira, juega.
La tristeza... se disuelve en el aire.



(Imagen extraída de weheartit.com/)

lunes, 4 de noviembre de 2013

Está escrito...

A veces, es cuestión de desmembrar lo sentimientos y dejarlos todo desparramados por la cama, por el suelo y el escritorio.
Luego sentarse, tomar un bolígrafo o lápiz, y dejar la mente volar.
Muchas veces, uno no sabe ni conoce el motivo de por qué escribe. Simplemente lo hace. Como una manera de desahogar penas entre palabra y palabra (excelente reemplazante del alcohol), o quizás como una manera de explicitar su filosofía de vida, o aprender a jugar con la literatura, o tal vez, por mismísima vanidad.
Sea cual fuera la razón es innegable que el escribir se hace a si mismo como un compañero de viaje, un momento personal, discreto... como si fuera hablar en pensamientos. Y tal vez, debe ser por eso que a algunas personas les cuesta tanto mostrar lo que escribe a alguien querido o no, porque puede ser algo muy parecido a desnudar el alma ante otro, o mostrar su ingenio y su pensar.
Uno escribe y ya.
Quizás todo sea tan simple como eso.
O a lo mejor sea tan complejo como el universo.
La verdad, es que no importa... porque es muy probable que sea solo una excusa para encontrarse a si mismo. Y a su vez cada lector de cada escrito, entra en una realidad ajena, una realidad pensada y sentida por otro. Pero esa realidad nunca será la misma que la que el escritor pensó, pues cada uno, cada lector, hace a cada texto suyo con solo leerlo... le da su esencia y su propia mirada.
Eso es lo mágico, el sabor dulce de la literatura y del escribir mismo.
Sin más, arte en estado puro.